Tener un hijo o hija siendo joven condiciona la mirada con la que el mundo percibe a la o el adolescente que es mamá o papá. De esta forma, se perpetúan conductas de marginalización y exclusión que profundizan la vulneración de derechos durante todo el transcurso de su vida y la de sus hijos e hijas. En este sentido, proponemos preguntarnos qué podemos hacer para erradicar estas desigualdades y prejuicios.
Las infancias que concurren a jardines maternales, centros de desarrollo infantil, jardines comunitarios u otros formatos comunitarios transitan simultáneamente en esos diversos ámbitos: familias e instituciones. Durante la primera infancia el vínculo entre estos dos es especialmente importante. La confianza entre las personas cuidadoras y las familias se va entramando desde el primer encuentro y se fortalece en cada momento a lo largo del año. El modo de comunicación, qué y cómo se dice y con qué finalidad, es clave para el tipo de lazo que se construya. Con esta clave nos preguntamos qué trabajar con las familias a la hora de implementar la ESI.
Las consecuencias de maternar y paternar en la adolescencia son múltiples, y están relacionadas con mayores niveles de desigualdad durante toda la vida. Y aunque es evidente que la prevención es el primer paso para abordar esta problemática, resulta clave pensar qué pasa con aquellas/os adolescentes que ya se convirtieron en madres y padres. ¿Cómo contribuimos a la restitución y al pleno ejercicio de sus derechos?
En esta nota acerca de masculinidades y paternidad en la adolescencia te contamos que para Jakairá el acompañamiento a adolescentes varones es una apuesta para pensar las nuevas masculinidades y los modos de paternidades posibles. Involucrar a los adolescentes en estos espacios es darles la posibilidad de conocer el sentir y el pensar de ellos, que puedan tomar un rol protagónico y de cuidado en la crianza de sus niños/as. Al principio, a ellos no les resulta fácil habitar Jakairá. Después descubren que es importante tener un tiempo y un lugar donde poder expresar emociones y sentimientos y pedir ayuda y apoyo.
En este artículo describimos y analizamos algunas características de los espacios de primera infancia, como su especificidad, modalidades de funcionamiento, rol de las docentes, vínculo con las familias, y valorización social, poniendo el foco especialmente en los espacios que funcionan en Traslasierra, Córdoba. Posteriormente proponemos una aproximación hacia la visibilización y el análisis de los cambios surgidos en dichos espacios a raíz de la pandemia por Covid-19, incluyendo el impacto en el rol docente y en los vínculos.
¿Por qué y para qué jugar? Jugando conectamos con sensaciones muy diversas, como enojo, ira, impotencia, frustración, alegría, risa, picardía, deseo de ganar. También desplegamos la competitividad, la concentración, la especulación, las destrezas, los desafíos, los objetivos. Y ejercitamos y aprendemos acerca de los ritmos, los turnos, los tiempos, los inicios, el desarrollo, los cierres y los finales.
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